sábado, 10 de septiembre de 2011

Feliz Dia!!

10 de Septiembre, dia del Terapista Ocupacional en Argentina!!!!
Muy Feliz dia a TOdos mis colegas, a difundir esta profesión que tanto amamos!!!!

Fer Marcel

lunes, 5 de septiembre de 2011

Abordajes: Integración Sensorial.


La integración sensorial es un proceso complejo que permite a una persona tomar, organizar e interpretar información que recibe de su cuerpo y del mundo externo. Este proceso neurobiológico innato permite al cerebro integrar e interpretar estímulos sensoriales.
Ahora imaginen lo siguiente: 
Encender la radio y no sintonizar ninguna emisora; mantenerla en un sonido estático y subir el volumen. Pedir a alguien que encienda y apague las luces cuando él quiera. Sentarnos en una silla rota (que tenga una pata más corta que las otras) y apoyarnos en una mesa que también baile. Ponernos un jersey apretado y áspero, en lugar de una camiseta cómoda; ponernos también unos calcetines al revés y unos zapatos un número más chico. Con todos estos aspectos en juego o sólo con un par de ellos, tomar un libro e intentar aprender algo... Intentar mantener la calma, no ponernos nerviosos y prestar atención a alguna persona que nos intente explicar alguna cosa...
Toda la información que nos llega del ambiente la recibimos a través de nuestros sentidos sensoriales. Por ejemplo, para saber si la sopa esta fría o caliente, si nos duele la picadura de una abeja y también cosas como dónde están nuestros brazos y piernas y cómo acomodar nuestro cuerpo para sentarnos en una silla. Estos procesos sensoriales ocurren dentro del sistema nervioso a un nivel inconsciente. Si bien conocemos los sentidos del gusto, olfato, tacto, visión y audición, muchos de nosotros desconocemos otras experiencias sensoriales que nuestro sistema nervioso también recibe e integra tales como el sentido del movimiento, la percepción corporal, y la fuerza gravitacional.
De vital importancia es el sentido vestibular, pues nos ayuda a mantenernos erguidos y en equilibrio. Nos informa de los movimientos y posturas que debemos adoptar en cada momento para luchar contra la fuerza de la gravedad y no caer. Sin él no podríamos movernos libremente y sin miedo en el espacio que nos rodea.
También es importante el sentido propioceptivo, nos aporta información de nuestras articulaciones y músculos para que podamos regular movimientos de precisión y la fuerza que utilizamos en cada acto que realizamos. Sin él no podríamos utilizar ningún utensilio, por ejemplo, y seríamos realmente torpes.
Por último, el sentido del tacto es mucho más significativo de lo que normalmente suponemos. No solamente nos informa de la temperatura, la presión, el dolor, la dureza o suavidad de las cosas, etc. El sistema táctil tiene una gran influencia en nuestras emociones y sentimientos. A través del tacto experimentamos infinidad de sensaciones emocionales que impactan en nuestro estado de ánimo y determinan nuestra relación con los demás.
El eficiente uso de información sensorial nos permite funcionar de una manera armónica y organizada en nuestra vida diaria.
La teoría de la integración sensorial fue creada para abordar problemas de aprendizaje en los niños. Se trata, más que de una técnica específica, de un enfoque terapéutico. Su creadora fue la doctora Jean Ayres, terapeuta ocupacional estadounidense, que formuló dicha teoría de la integración sensorial a partir de sus propias investigaciones y estableció también la  evaluación y el tratamiento de las disfunciones de integración sensorial.

Ayres se interesó, inicialmente, por los problemas perceptivos cuyo origen se encontraba en los traumatismos craneanos, los accidentes cerebro-vasculares y la parálisis cerebral. En los años sesenta del pasado siglo, después de haber completado estudios de doctorado y post-doctorado en neurofisiología, comenzó a formular hipótesis sobre los procesos neurobiológicos susceptibles de ser asociados con los problemas de aprendizaje en los niños, y creó una  evaluación sistemática para poder medir las funciones perceptivo-motrices.

Sus primeros conceptos teóricos se basaron en estudios de neuroanatomía, neurobiología y neurofisiología. Durante más de veinte años realizó numerosas investigaciones clínicas tanto con niños normales como con niños afectados por problemas de aprendizaje, para las cuales utilizó las evaluaciones que había creado.

Dichas evaluaciones fueron perfeccionadas por la propia Ayres a lo largo de sus investigaciones y en la actualidad sirven para medir los distintos procesos neurológicos que contribuyen a la capacidad de aprender. Los resultados de las evaluaciones de los niños normales permitieron la elaboración de escalas de actuación media según la edad. El análisis de estos resultados permitió que se identificaran varios tipos de disfunciones de integración sensorial.

Jean Ayres estableció unos criterios muy rigurosos para la administración y el análisis de sus evaluaciones. Por ello, se necesita una formación específica para poder evaluar y tratar disfunciones de la integración sensorial. Los cursos de formación en  evaluación y tratamiento de problemas de integración sensorial impartidos en todo el mundo están abiertos exclusivamente a terapeutas ocupacionales.
El proceso de la integración sensorial 

La integración sensorial es un proceso neurológico y la teoría de Ayres establece la relación existente entre dicho proceso neurológico y el comportamiento. Ayres desarrolló su teoría de integración sensorial con el objetivo de describir, explicar y predecir las relaciones específicas entre el funcionamiento neurológico, el comportamiento sensori-motor y el aprendizaje académico. Esperaba poder identificar patrones de disfunción entre los niños con problemas de aprendizaje y poder desarrollar tratamientos específicos. Buscaba, ante todo, poder explicar las causas de estos problemas con el fin de determinar el tratamiento óptimo.

Ayres define la disfunción de integración sensorial como un mal funcionamiento de la organización de la información dentro del S.N.C., el cual no consigue organizar los impulsos sensoriales para poder darle al individuo una información adecuada y precisa sobre él mismo y su ambiente. Esta disfunción suele reflejarse en el comportamiento y en la coordinación motora.

Para entender esta definición, Ayres propone la siguiente analogía: el S.N.C. es como una ciudad y los impulsos nerviosos son como la circulación de los vehículos por sus calles. Un buen proceso de integración sensorial permite una circulación fluida y que todos lleguen a su destino rápidamente. Una disfunción de la integración sensorial es un tipo de atasco en el cerebro. En la disfunción de integración sensorial, parte de la información sensorial queda atrapada en el atasco y algunas partes del sistema nervioso no reciben la información que necesitan para poder realizar su trabajo.

Es importante distinguir entre las disfunciones de integración sensorial y otras condiciones que pueden causar problemas de aprendizaje. Una disfunción de la integración sensorial es un mal funcionamiento y no una ausencia de función. Por ejemplo, la persona ciega no recibe información visual, lo cual es una ausencia de función. Una lesión en la parte del S.N.C. que dirige los músculos causa un problema neuro-muscular, lo cual no es una disfunción de integración sensorial. Las disfunciones de la integración sensorial no son siempre la causa de los problemas académicos existentes, que pueden deberse a múltiples motivos como, por ejemplo, a una vida afectiva perturbada.

Según Ayres, las causas de disfunción de la integración sensorial podrían ser las siguientes: problemas durante el parto, factores hereditarios y químicos o bien una  falta de estimulación sensorial. Los síntomas son la hiperactividad y la distracción, problemas de lenguaje, problemas de comportamiento, ligeros problemas de coordinación y de control postural y problemas de aprendizaje (lectura, escritura, matemáticas).

Niños con problemas de aprendizaje y/o comportamiento debido a una mala integración sensorial
Existen niños normales, incluso con niveles de inteligencia superiores a la media, pero que no perciben el mundo que les rodea como los demás. Tienen reacciones emotivas exageradas y no pueden soportar cambios en su rutina diaria. No son capaces de atender en clase, no comprenden bien lo que se les explica, parecen vagos, tienen graves problemas con la lecto-escritura y/o no pueden estar quietos ni un instante. Son candidatos ideales al fracaso escolar y a caer en la pérdida de la autoestima. Los castigos o las clases particulares complementarias no surten mucho efecto. ¿Por qué todo esto? Padecen un problema de integración sensorial. La información que llega a su cerebro no es bien procesada y son víctimas de esa desorganización.

Por supuesto, no todos los problemas de aprendizaje y de comportamiento en los niños se deben a una mala integración sensorial. Pero los expertos (Carte y otros, 1984. Developmental and Behavioral Pediatrics, 5 (4), pp.189-194) consideran que un 70 por ciento de dichos problemas son causados, en modo más o menos directo, por disfunciones en la integración sensorial.

La teoría de la integración sensorial aplicada a niños que padecen este problema se basa en el hecho de que los estímulos vestibulares (los relacionados con el movimiento), los proprioceptivos (los relacionados con los músculos y articulaciones) y los táctiles no son interpretados por el sistema nervioso de estos pequeños de la misma manera que lo hace el sistema nervioso de la mayoría de los niños.

Las deficiencias en el  procesamiento sensorial se manifiestan frecuentemente en comportamientos de búsqueda de estímulos o de evitación de estímulos. En ambos casos, la consecuencia es que el niño se mueve mucho, lo cual interfiere tanto en su capacidad de prestar atención como en su comportamiento, que muchas veces no es el que los demás esperan de él. Asimismo, ese procesamiento sensorial anómalo provoca que al pequeño le resulte difícil filtrar, seleccionar los diversos estímulos sensoriales que recibe. Porque atiende en la misma medida a la sensación de la ropa sobre su piel, que al ruido de un camión en la calle o a la voz de la maestra en clase. Es decir, su cerebro no es capaz de inhibir las sensaciones sin relevancia para atender solamente a las que la tienen.

Por ello, porque es una circunstancia que está fuera del control voluntario del individuo afectado, la política de castigos y recompensas -aunque puede ayudar a mejorar algo el comportamiento del niño- no soluciona el problema, que a menudo provoca una pérdida de autoestima y un aislamiento académico. 


Fuentes:
www.actualizacionesterapeuticas.com
www.ibeaudry.com